martes, 22 de marzo de 2011

¿Se puede pensar más allá del tsunami?

No somos Bisbal y eso, además de permitirnos una cierta alegría de vivir, significa que no vamos a promocionarnos a costa de la desgracia ajena. Pero resulta que sale este mes a la luz un ensayo nuestro, Estado de Vigilancia. Crítica de la razón securitaria, de Michaël Foessel -traducido y prologado por Pablo Bustinduy-, que viene muy a cuento de lo que está sucedido en el mundo a raíz del terremoto y el maremoto japoneses. Sí, el libro analiza el lugar de la seguridad en nuestras sociedades y, más concretamente, cómo la seguridad y la vigilancia se han convertido en los motivos centrales de la política –o lo poco que queda de ella- en Occidente.
De cómo, por afinar algo más, el miedo y el consiguiente deseo de un mundo seguro han desplazado otros deseos y otros discursos (igualdad, libertad, por poner algún ejemplo), permitiendo una paulatina desaparición del Estado a favor de una política del control y la vigilancia permanentes. Quizá juego retórico más que empeño real, lo que parece claro es que el miedo se ha instalado en nuestras sociedades: ya no se trata de ese miedo que obligaba a la organización política de la ciudadanía (a lo Hobbes: el miedo al otro hace necesario el Estado y la política), sino de un miedo difuso pero extendido a todos los ámbitos de la vida que, además de contemplar el presente desde el único prisma de las amenazas futuras que lo acechan (futuro de miedo e incertidumbre: no future), reduce la política a la mera vigilancia y control de esas amenazas: muros y fronteras contra la migración, reformas penales, cumbres climáticas, medidas sobre la salud y el cuerpo…
Hasta que lo inesperado ocurre, como el tsunami, y uno se pregunta si todos esos discursos sobre la seguridad y todas esas prácticas de la vigilancia no son mera retórica para ocultar una verdad algo molesta: la de que sin política y con el miedo desatado, los mercados, las empresas y las mercancías circulan a sus anchas, marcan la dirección de los cambios sociales, convierten el riesgo y el miedo en un balance de costos y beneficios… y acaban instalando a nivel del mar los sistemas de refrigeración de unos reactores nucleares construidos en la tierra que dio nombre al maremoto.
Pues eso, que si queréis pensar más allá del tsunami, este libro es quizá buena herramienta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario